La corrupción que está viviendo el Ecuador generada por los administradores de justicia, dejan en evidencia la falta de seguridad, compromiso y ética necesaria para un cargo con tanta responsabilidad.
Publicado el 10/1/2024.
”(…) Art. 168.- La administración de justicia, en el cumplimiento de sus deberes y en el ejercicio de sus atribuciones, aplicará los siguientes principios: 1. Los órganos de la Función Judicial gozarán de _ independencia interna y externa _. Toda violación a este principio conllevará responsabilidad administrativa, civil y penal de acuerdo con la ley (…)“.
Lo señalado en líneas anteriores permite analizar la independencia judicial desde la mirada de los jueces o funcionarios públicos, pues, se ha pedido se delimite la no intromisión del ejecutivo en la justicia; sin embargo, casos como “metástasis” “caso Fito” entre otros, que han demostrado la falta de compromiso judicial para con la ciudadanía, generando varios cuestionamientos, entre ellos ¿la independencia judicial es un derecho de los ciudadanos o de los jueces?
Este principio se estaría vulnerando en su totalidad el momento que un juez tiene como factor externo la CORRUPCIÓN , entonces, ¿quién está velando por la ciudadanía y por una verdadera justicia?
El principio jurídico de la independencia judicial se crea como respaldo para el ejercicio judicial imparcial, ético, basado en derecho, a favor de los ciudadanos, de una vida segura, con certeza.
Pero la realidad en el Ecuador, de manera lamentable nos ha mostrado un juez de Garantías Penitenciarias de Guayaquil beneficiando con sus resoluciones a uno de los delincuentes más peligrosos; jueces involucrados con el narcotráfico, otorgando libertad a sicarios y jefes de bandas delictivas, a un presidente del Consejo de la Judicatura detenido por actos de delincuencia organizada.
Dejando en evidencia a los ecuatorianos y al mundo entero nuestra “justicia”. Expongo algunos titulares internacionales que dicen: “el país andino no tiene sistema de justicia legítimo y es un Estado fallido debido a la narcopolítica”; “Un megaoperativo en Ecuador revela la profundidad de la narcopolítica en el sistema judicial“.
En los casos mencionados, los jueces implicados no fueron sancionados administrativamente porque su justificación fue entre otras la “independencia judicial”, permitiendo que sigan actuando desde la corrupción.
Si la justicia esta manchada, es momento de exigir como ciudadanos se analice los requisitos que debe cumplir un profesional para ocupar el puesto de juez. En otros países, escoger a un juez como representante de la justicia implica evaluar un conglomerado de requisitos personales, profesionales, familiares, psicológicos, entre otros.
Esta evaluación, correcta a mi parecer, permite que se estudie todas las aristas que deben formar a un juez. Siendo impertinente el “escoger a dedo” o por cualquier otro factor de conveniencia. Esto llevaría a una verdadera imparcialidad e independencia judicial, formada por jueces éticos y preparados, que también se sientan blindados y protegidos en su diario actuar, sin intromisión impertinente de cualquier naturaleza.
Por lo tanto, es óptimo y necesario elegir de forma correcta a los jueces, capacitarlos previamente, evidenciar una ética intachable que permita cumplir con las reglas constitucionales, precedentes jurisprudenciales mediante la correcta aplicación del derecho administrativo. Solo así, la independencia judicial será aplicada a favor de la ciudadanía.
Finalmente, me permito decir que, es INADMISIBLE toda la corrupción que se está revelando en nuestro país por parte del sistema de justicia, la falta de ética, compromiso y servicio que se debería entregar. La justicia debería ser la red de contención más segura, por la cual no se permita ningún tipo de irregularidad; y, en caso de presentarse, sea castigada.
Para un profesional formado desde los valores éticos, morales y de un servicio responsable no sería necesaria una amenaza o sanción, porque su labor es intachable; sin embargo, en la realidad que se vive en el Ecuador, es necesario tomar medidas claras y fuertes frente a ciertos “representantes de la justicia” que no han sabido respetar su labor.